Algunas son ahora, hoteles, fábricas de cerveza y hasta un parque de atracciones. Esta es la reconversión que están viviendo numerosas y búnkeres que, así disfrutar de una segunda vida. Espacios reconvertidos a lo largo y ancho del planeta que se reinventaron, y trajeron consigo empleo y actividad económica. Algo que también se busca para las minas asturianas después de que echaran el cierre, las últimas en 2018, en cumplimiento de la directiva europea que obligaba a clausurar los yacimientos de carbón que no fueran competitivos.
Únicamente continúa la actividad extractiva el pozo San Nicolás, en Mieres, propiedad de Hunosa.
Una vez que se agota la producción de una mina, el área generada puede seguir siendo útil, por ello se han reconversionado en varios lugares convirtiéndolos en espacios útiles para usos económicos y sociales.
En otros lugares del mundo se han creado proyectos bajo tierra, los cuales son inimaginables en España por el momento, pero muestran la existencia de muchas posibilidades para dar una segunda vida a las minas. Borja Sánchez, consejero de Ciencia, Innovación y Universidades dio dos ejemplos claros. El primero, la mina de oro abandonada en Dakota de sur, donde se creó el centro de investigación subterránea de Sanford, en Black Hills . Ahí fue donde se llevó a cabo el experimento LUX-Zeplin en busca de materia oscura a 4.850m debajo de la superficie terrestre.
El segundo, trata del antiguo refugio antiaéreo de la Segunda Guerra Mundial situado en Reino Unido, donde dos empresarios crearon Growing Underground reconvirtiendo el espacio en el primer huerto subterráneo del mundo. A su vez, En Caplham, Londres, se cultivan brotes de guisantes, rúcula, rábanos y berros, ya que la humedad en un pozo minero es constante, por lo que no se depende de las cuestiones meteorológicas para que estos alimentos pervivan.
Otros países también se han lanzado a aprovechar los espacios mineros como centros de ocio, deporte, actividades culturales o incluso viviendas. Un ejemplo llamativo es el de la ciudad minera australiana Coober Pedy, donde debido a las altas temperaturas que alcanzan en verano, aproximándose a los 50 grados, desarrollaron un pueblo bajo tierra. Levantaron casas, bares, comercios hasta hoteles, como es el caso de Desert Cave Hotel, donde los turistas pueden vivir la experiencia de dormir bajo tierra.
Las minas Ojamo, situadas en Lohja, Finlandia, son unas de las cuevas mas importantes de buceo. La actividad minera cesó en 1960 debido a que el bombeo de agua se detuvo y el yacimiento se inundó. El agua llega a más de 200 metros de profundidad.
En Suiza, esta la galería de pruebas de Hagerbach. Fundada en los años 70 por el ingeniero de minas Rudolf Amberg con el propósito de ofrecer un espacio para el desarrollo e investigación de túneles. Al principio, se centró en probar tecnologías de perforación y explosivos, hoy en día contiene campos experimentales, laboratorios, salas de seminarios y hasta lugares para celebrar una boda, entre otras actividades.
En Burdeos, alberga Les Bassins de Lumières, el centro de arte digital mas grande del mundo. Han pasado de asilar flotas submarinas alemanas e italianas durante la Segunda Guerra Mundial a exponer grandes obras de arte contemporáneo. Contiene 12.000 metros cuadrados y se reflejan proyecciones en agua de las cuatro piscinas donde atracaban los submarinos.
Los ejemplos mas extremos son en Wieliczka, Suiza, donde existe una catedral subterránea de la época de la Edad Media hecha de sal a 300 metros de profundidad. Y en la Salina Turda,Rumanía donde una mina de sal ceso en 1932 y hace 10 años reabrió como parque de atracciones. Incluye dentro del recorrido la visita de maquinas originales, una bolera, un minigolf y una noria.
En Asturias se plantea la propuesta por el SOMA-Fitag-UGT. La creación de un espacio para el procesamiento de datos, la utilización de agua de mina para producir hidrógeno y hasta un centro nacional de entrenamientos en rescates. En cambio, debido a la pandemia, al proyecto que mas voz se le ha dado ha sido a la creación de un almacén sanitario en el pozo de Santiago.
La idea se basa en los búnkeres de Finlandia, donde lleva décadas desde la Guerra Fría haciendo un almacenamiento suficiente de este tipo de material. Mientras que en España, las mascarillas se convirtieron en un articulo difícil de obtener al inicio de la pandemia. Los mineros, resaltan que existe una gran cantidad de espacios dentro del pozo que podrían guardar, por ejemplo, cajas repletas de mascarillas, jeringuillas, vacunas o medicamentos.
José Luis Alperi, secretario general del sindicato e ingeniero de profesión, explica que “El nitrógeno se introducía desde el exterior de la mina a través de una red de aire comprimido que recorría toda la estructura del pozo y que aún se conserva. Solo necesitaríamos disponer de armarios criogénicos que aprovechasen este gas para congelar la vacuna. Cada congelador podría guardar 7.500 dosis. Cinco millones de vacunas a largo plazo si tenemos en cuenta las dimensiones del pozo”.
Tampoco hace falta irse tan lejos de Asturias para encontrar proyectos interesantes. El pozo Lumajo en León, Villablino, alberga una fábrica de cerveza artesanal donde se realizan visitas guiadas y degustaciones.