Ni gas ni petróleo, pero sí metales en la tierra. España ha sido un objetivo codiciado por sus riquezas subterráneas durante 2.000 años, desde que los romanos realizaron las primeras excavaciones. En aquel entonces, no se disponía de las herramientas actuales ni la tecnología podía indicarles la ubicación del brillante metal dorado.
El almacenamiento geológico de energía es un elemento clave para asegurar el suministro energético, pero también para el desarrollo de las energías renovables, especialmente la solar y la eólica. La naturaleza intermitente de estas fuentes de energía, hace necesario poder disponer de reservas para compensar los periodos con baja o nula producción y para ello las minas subterráneas reutilizadas pueden ser la solución para guardar estos recursos.