Aunque las Islas Canarias son el territorio de origen volcánico más conocido del Estado, hay regiones de la península cuya procedencia es similar, como es el caso de Murcia. El terreno murciano es mayoritariamente de composición magmática e incluso varias de sus cumbres son en realidad cráteres durmientes desde hace millones de años, que no se prevé vuelvan a tener actividad volcánica.
La reciente erupción en La Palma es la primera en la isla desde hace 50 años. Sin embargo las Canarias no son la única región de España en la que pueden visitarse volcanes, ya que en Murcia hay varios cráteres inactivos con apariencia de pequeñas montañas a los que se puede ir sin ningún peligro. Entre ellos destacan, a orillas del Mar Menor, junto al pueblo de Los Urrutias, el Carmolí, una colina a 113 metros sobre el nivel del mar que es el cono de un volcán extinguido; El Barqueros, cráter muy bien conservado, situado entre los municipios de Murcia y Mula, y que cuenta con lamproíta, una roca ígnea muy escasa a nivel mundial; El Cerro Negro de Calasparra, revestido de lava solidificada de componentes ultrapotásicos y por último la cima del Salmerón, en Moratalla, especialmente vistosa al estar rematada por hornos de azufre abovedados que conforman una corona en torno a su boca.
Una de las consecuencias de las erupciones antaño acontecidas en Murcia fue la apertura de un buen número de yacimientos que dieron a la región su fama minera. Como resultado ha habido antiguos cráteres cuyos restos no se han respetado. Este ha sido el caso del Cabezo Negro de Zeneta (Murcia), del que se extrajo material para la construcción de la autovía que unirá los municipios de Santomera y San Javier.